Bombones Kintsugi

Kintsugi en chocolate: cuando nuestras cicatrices también valen oro

En Ariki Chocolat siempre estamos buscando historias que se puedan comer.
Esta vez, la inspiración viene desde Japón y llega directo a tus pupilas (y ojalá pronto a tu paladar): el Kintsugi.

Seguramente ya viste en nuestro Instagram esos corazones rojos con una línea dorada que parece “pegar” dos mitades, y sus compañeros verdes estilo Dubái brillando al lado.
Detrás de ese diseño hay algo más que solo chocolate bonito.


Entonces… ¿qué es el Kintsugi?

En palabras simples:
el Kintsugi es una forma japonesa de arreglar cerámica rota usando oro.

En vez de esconder la grieta, la marcan con una línea dorada.
La pieza no queda “como nueva”: queda distinta, con sus heridas a la vista… y justamente por eso se vuelve más especial.

Y sí, suena a filosofía de vida, porque lo es.


Lo que el Kintsugi nos recuerda

Si lo traemos a lo cotidiano, el Kintsugi dice algo así como:

  • Todos nos rompemos alguna vez.
  • Las cicatrices no nos hacen menos; nos hacen historia.
  • Lo importante es con qué elegimos repararnos: amor propio, terapia, conversaciones honestas, paciencia.

Lo mismo pasa con las relaciones:

  • No existen parejas perfectas.
  • Hay discusiones, pausas, momentos raros.
  • Si dos personas deciden sentarse, hablar y reconstruirse, esa relación ya no es la misma de antes… y eso puede ser algo muy bueno.

Las “líneas de oro” son esos acuerdos nuevos, esas disculpas sinceras, esas veces en que elegiste quedarte y sanar.


Por qué lo llevamos al chocolate

En lugar de contarte todo esto solo con palabras, quisimos ponerlo en forma de bombón.

  • Los corazones rojos (nuestros Kintsugi de maracuyá) tienen esa grieta dorada que une dos mitades de chocolate blanco.
    Son un guiño a las historias de amor que han pasado por cosas y siguen de pie, o al amor propio que se reconstruye de a poco.
  • Los corazones verdes estilo Dubái traen la otra cara: el brillo, el lujo, esa seguridad que aparece cuando empiezas a aceptar tus marcas y caminar con la frente en alto.

Juntos cuentan una misma historia:
primero nos rompemos, luego nos reparamos… y con el tiempo, aprendemos incluso a disfrutar del brillo que dejan esas reparaciones.


Para regalar… o para regalártelo

Nos encanta la idea de que alguien regale un corazón Kintsugi para decir:

“Sé que no todo ha sido fácil,
pero me gusta este ‘nosotros’ que hemos construido.”

O que alguien se lo regale a sí mism@ como un recordatorio de:

“He pasado por cosas, me he caído, me he parado…
y estoy acá, más fuerte que antes.”

Porque sí: a veces un pequeño pedazo de chocolate puede decir más que un discurso larguísimo.


“Kintsugi en chocolate” es nuestra forma de celebrar esas historias que no son perfectas, pero siguen.
Esas personas que se han roto, se han pegado con su propio oro y hoy brillan distinto.

La próxima vez que veas esos corazones rojos y verdes en nuestras fotos,
vas a saber que no son solo bombones lindos:
son un “gracias” a todas tus cicatrices.

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